martes, 31 de mayo de 2011

La Inopia


Han pasado poco más de dos semanas y parece que hace un siglo que comenzó el follón de los indignados en nuestras plazas mayores. En este tiempo el 15 M se ha hecho mundialmente famoso y ahora mismo decide su futuro. Mientras, los partidos han pasado por varios estados: primero se han quedado con cara de paisaje, luego se han asustado sin reconocerlo, luego han menospreciado a esos “chiflados de la democracia” y han acabado por darles la espalda y seguir a su bola, como si no pasase nada. A lo mejor hay uno que ha leído El Quijote y les ha pasado al resto la consigna en sms: “Ladran, Sancho, luego cabalgamos”.

En el PSOE están muy ocupados convirtiendo a Carmen Chacón en Cenicienta abnegada y a Rubalcaba en la Madrastra que ponga orden en el baile, mientras sigue tocando la orquesta del Titanic. Y claro, con todo ese follón no se escucha el ruido de la calle.
En el PP todavía se están recuperando de la resaca de las celebraciones electorales, así que no están para nada ni para nadie, como habitualmente. Eso sí, de vez en cuando se asoman a la ventana para amenazar con el dedo a esa turbamulta de okupas callejeros: “iros peinando, que ahora vamos”.
Los de Izquierda Hundida PA (pero aguantando), van como el asno de Buridán, dudando entre los dos montones de heno político: unirse de alguna forma al movimiento de los indignados o seguir jugando a la política tradicional. Llevan camino de morirse de indecisión.

En su estreno mundial como campeones del “boomerang”, Convergencia i Unió ha sido el único partido que ha dado una respuesta rápida y contundente a los acampados de Plaza de Cataluña, que han visto reforzada su posición, por decirlo de alguna forma.
Los vascos básicamente como siempre, a lo suyo. Como sus calles y sus plazas siempre han estado muy “animadas”, pensarán que al menos estos indignados no queman cajeros ni autobuses urbanos, cosa que contribuye bastante a la tranquilidad ambiental.
Pero los que más pasan del asunto son los banqueros y los financieros, y con razón: al fin y al cabo, una gente que duerme en el suelo, vive en tiendas de campaña y se hacen sus propios carteles a mano, no parecen unos clientes potenciales muy interesantes para sus extorsiones hipotecarias.

Visto así, lo lógico sería pensar que nuestros partidos políticos y clases dirigentes, están instalados en la inopia y no se enteran de que hay un montón de gente haciéndoles señales de que ya empiezan a estar hasta las narices de que ser votantes de usar y tirar.
La Inopia no se puede localizar en un mapa, sino en el diccionario, donde pone que no es un sitio, sino una palabra que viene a significar coloquialmente “no entrarse de un carajo” o también “estar en babia”, aunque eso, Babia, sí que viene en el mapa y está por León, donde supongo que tendrán ya bastante con el inminente retorno de Zapatero. Pero el diccionario, que se las sabe todas, también pone que Inopia viene del latín (para variar) y significa indigencia, pobreza y escasez.

Mira por donde, ahora va a resultar que los que viven en la inopia son los millones de españoles que sobreviven de milagro, están en el paro o tienen la fortuna de disfrutar de un contrato en régimen de explotación laboral absoluta. El día que todos esos ciudadanos puteados se unan a los cabreados y salgan a la calle, puede que todos empecemos a salir de la inopia.... y los políticos se tengan que ir al ostracismo, que es un sitio del que ya os hablaré otro día.
En caso contrario, nos quedan las sagradas escrituras, concretamente el Libro Uno del Profeta Evaristo Pollarecords: “Cuando el problema desaparece, el sistema se restablece”.

sábado, 21 de mayo de 2011

El tamaño sí importa


Cuando los historiadores del futuro estudien esta época necesitarán un manual de claves para interpretar los nombres de las fechas históricas: 23 F, 11 S, 11 M, 15 J, y así sucesivamente hasta la última y prometedora que es la del 15 M, o lo que los medios guiris han dado en llamar de forma muy optimista y abundantemente sensacionalista, la “spanish revolution”. Pero la verdadera clave para saber si el 15 M se incorpora definitivamente a la lista de siglas históricas, es el 23 M, el llamado “día después”. Ese día sabremos si esto fue un polvo de una noche loca, un coitus interruptus, o el principio de una intensa relación sexual, incluso quien sabe si sentimental.
A esta hora todo es entusiasmo y fogosidad. Como pasa siempre, la prohibición y le ilegalidad han aumentado el atractivo de la protesta, y la cosa ha ido creciendo, aumentando de tamaño, lubricándose, adquiriendo un ritmo cada vez más frenético, pero también más acompasado. Y así tenemos al país pendiente del orgasmo de mañana, que será, como siempre, un orgasmo fingido para seguir con lo mismo de siempre, o al menos eso es lo que esperan ahora tienen la sartén por el mango. Esperan que después del polvo venga la relajación... y cada uno a su casa.

Pero en estas camas redondas en las que se han convertido nuestras plazas, nada es lo que parece. He visto ex votantes del PP, en paro y con tres hijos, pegando los carteles con los horarios de las asambleas, a señoras mayores bajando bolsas de comida a los acampados, a madres de quinceañeras orgullosas de los novios de sus hijas (a los que hasta ayer consideraban unos piojosos), a gente de tres o cuatro generaciones distintas, que cinco minutos antes no se conocían de nada, discutiendo ante las cámaras sin ninguna reserva, a periodistas dando tumbos en busca de portavoces y a tipos con rastas pegando pancartas ayudados por señores con un polo rosa.
Y ahí es donde ha patinado todo el elenco nacional de expertos y opinadores, incapaces de entender que la gente sea capaz de organizarse y manifestarse por si misma, con sus propias ideas y sus propios métodos. Primero se intentó el ninguneo: “son cuatro chavales sin propuestas ni ideas que no van a ninguna parte”. Pues mira por donde, en sólo una semana los cuatro chavales son miles en todo el país y las ideas han comenzado a perfilarse en un tiempo que ya quisieran manejar nuestros políticos. Luego se intentó la descalificación: “Están manipulados, son submarinos de la izquierda,”, incluso la farsa alucinada: “Tienen contactos con ETA”, pero la terca realidad se ha encargado de desmentirlo a pesar del barullo mental de los medios de comunicación. Al final se intentó la prohibición, pero eso no ha hecho más que excitar al personal.

Dicen que en esta protesta hay mucha más gente que la que está en las plazas de las ciudades, porque hay muchísimos que sintonizan con ellos y les respaldan desde el sillón de casa o la barra del bar. Pero si el 23 M las plazas no se vuelven a llenar y cada mochuelo vuelve a su olivo, todo esto habrá sido como una de esas noches de sexo y borrachera: divertido mientras duró y poco más. Porque en esto de las revueltas populares, como en casi todo, el tamaño sí importa.
Hace unos meses era mucha más la gente preocupada por la calidad del vino, que por la calidad de la democracia. Es más, si se te ocurría hablar de estas cosas de la democracia transversal, el desencanto como motor del cambio o el hartazgo de la peña en general, tus propios amigos te miraban con cara de : ya sabéis, son las cosas del Manolo, él es así, sigue siendo un flipao, un iluso, un visionario, un inadaptado, etc, etc. Aunque sea solo en eso, ya hemos dado un salto de gigante. Pero hay que tener cuidado con no creernos nuestra propia propaganda. Cada vez oigo hablar más de “ellos” y “nosotros”, traducido por “los chorizos” y “los ignorados ciudadanos”. Y es cierto que eso se lo ha ganado a pulso la casta política, que ha vivido en la puta inopia durante los últimos años.

Pero cuidado, también somos los mismos “nosotros”, los ciudadanos, los que durante años hemos consentido que “ellos”, los políticos, nos pongan los cuernos con los famosos mercados, los que hemos hecho la vista gorda cuando se han encamado con la banca, e incluso los que hemos hecho de mamporreros de sus fechorías, su arrogancia y sus chorizadas, por si nos caía algo que nos asegurase una relajada jubilación. Antes de ir a parar al linchamiento del culpable fácil, convendría, a lo mejor, pararse a pensar qué es un corrupto: ¿el que se lo lleva muerto recalificando?, ¿el que se forra edificando en la recalificación? ¿el que compra en B un piso construido sobre una recalificación? ¿el que sabe, calla y, por supuesto, otorga?. A lo mejor, a lo peor, ellos también son nosotros, y a eso habría que darle unas cuantas vueltas a partir de 23 M.

martes, 17 de mayo de 2011

Jarticos


Mientras los antidisturbios apaleaban en Madrid a un grupo de lo que la prensa llama alegremente “radicales antisistema”, los maderos de Nueva York metían en chirona a Dominique Strauss-Khan, un tipo que antes sonaba a vals y ahora se ha hecho famoso por agredir sexualmente a la camarera de un hotel. El tipo, dicho sea de paso, es el director del Fondo Monetario Internacional, o sea, uno de los responsables de que todos andemos con el agua al cuello. Se ve que el hombre está tan acostumbrado a pillar lo que le da la gana, que creyó que la camarera también estaba en el inventario de las cosas gratis que le ofrecen los hoteles de lujo. Vamos, un digno representante de la clase dirigente, que no quiere contener la avaricia ni sabe tener quieta la polla.

A mi el lío del domingo me pilló en Sevilla, donde la cosa era más alegre y relajada. Entre jovenzuelos festivos, viejas glorias de la heterodoxia, padres modernos y concienciados, cabreados de diverso pelaje y colectivos variopintos disfrazados de colectivos variopintos, me topé con estas dos buenas mujeres de la foto comentando la jugada sin perder detalle, con años de hartazgo a la espalda, las ideas más claras que tres parlamentos juntos y un cartel que rezaba: “Jartica de currar y no ver un duro. Fdo: un ama de casa”.
Ese cartel resume el fondo del asunto: con las cosas tal y como están, hay que trabajar un huevo para sobrevivir malamente. Y eso, quieras que no, acaba inflándole las pelotas al más pintado. Más o menos esa era la filosofía de cabecera de la fauna ciudadana que acudió “jartica” a la manifestación de Sevilla, de la que he extraído unas aventuradas conclusiones que paso a exponer al respetable.

Primera: al de los eslóganes que le compren un calendario. Gritar a estas alturas (o profundidades) “Contra el paro, lucha obrera” es tener el manual muy atrasado. Al borde de la caducidad, diría yo. Tampoco es un prodigio de imaginación lo de “Y si esto no se amaña, huelga general”. Aparte de que parece hecha con trozos de otras, esta consigna lleva a una conclusión sin salida: ¿para qué? ¿para volver a cagarla como la última vez?. Lo de “PSOE, PP, la misma mierda es”, tiene ritmo pero deja fuera a demasiados chupopteros políticos.... y económicos. Y, por favor, que alguien busque una alternativa a “Ea, ea, ea! El pueblo se cabrea”, que parece de excursión para ver un partido del colegio.

Segunda conclusión: el secreto está en los detalles. En una elipsis temporal, un integrante de la sección HASH (Históricos con Abundante Sentido del Humor), llevaba dos chapas, colocadas a la altura de los pezones, que, por antiguas, estaban de absoluta actualidad: “Nucleares? No gracias” y “OTAN No”. El ultimo grito de la Fukulibian Fashion Victim.
Tercera conclusión: las bicis quedan muy chulas pero dan un coñazo soberano. Me dejé la espinilla contra los guardabarros de tres bicis que avanzaban en dura pugna con varios cochecillos de niños. Por cierto, unos niños de lo más concienciado. Había uno de unos tres años que estaba encantado de que le hiciesen fotos con su cartel, que ponía “Ellos no nos representan. No a la casta política”. Un caso evidente de acracia precoz, probablemente mal diagnosticada.

Cuarta conclusión: de la música que se encargue alguien con sentido del ritmo, a poder ser. Los tipos que aporreaban jambés y cajas de cartón tenían todos una oreja enfrente de la otra y los que cantaban saetas en lo alto de la escalera plegable se merecían un mínimo de megafonía y un algo de silencio. Debían de ser unas letras muy reivindicativas, pero solo se enteraron los cuatro que estaban pegados a ellos.
Tampoco estaría demás consultar la previsión del tiempo: de persistir en la manía de convocar las manifestaciones al solano de media tarde, por lo que menos que se hagan por una ruta de bares; algo que, además, redundaría en mayor animación y jolgorio.

Por lo demás, la procesión del descontento fue un muestrario de ingenio popular plasmado en pancartas individuales, echas con un folio y un rotulador, en las que se desgranaban joyas como “El secreto está en la masa”, quizá de algún discípulo desnortado de Ortega y Gasset, “No es crisis. Es Estafa” de algún aspirante a economista, o la menos habitual “Nos mean y los diarios dicen que llueve”, de evidente origen gallego, aunque en el original la cosa tiene todavía un matiz más cruel, aunque yo creo más acertado: “Mexan por nos e decimos que chove”. A estas alturas, echarle la culpa al mensajero, por muy lacayo que sea, es perder el tiempo miserablemente.
El viejo “Todos prometen. NADIE cumple. Vota por NADIE”, resulta entrañable de puro arcaico. Es como volver a comer en el plato de loza descascarillada de casa de tu abuela o alguna sensación psicotrópica similar. El simpático ingenioso lucia un “Me sobra mucho mes al final del sueldo”, muy cerca del poético “Yo Soy Tu”, portado, para redondear, por una chica delgada, elegante, pelín lánguida, con gafas de sol y una camiseta negra de tirantes... Sí, vale, lo se, me estoy yendo del análisis.

Por cierto, me gustó mucho el grupo friki que llevaba una bandera anarquista, una republicana y una bicolor constitucional, todos en amor y compañía junto un señor mayor que llevaba pegado en el jersey un papel con letras de colorines casi infantiles que ponía “El pueblo unido funciona sin partidos”. También había un muy sevillano, aunque sea a la contra, “Me tenéis como las putas por Cuaresma. Pará y sin un duro”
Dejo para el final el definitivo “Sin mi, no sois nada”, un resumen del punto en el que estamos y que, con menos poesía, se podría traducir por: “puede que ellos nos tengan enganchados por el cuello, pero nosotros tenemos la mano a la altura de sus cojones”.

martes, 10 de mayo de 2011

¿CUANTO VALES?


Andaba yo a vueltas con mi atribulada vida económica y laboral, buscando una salida como un ratón en la jaula de un laboratorio, cuando fui a dar de bruces con una página web, en la que te ofrecen calcular cuanto vales en el mercado de los seres humanos. Sí, ya se que tiene un tufo raro, y hasta esclavista si me apuras, pero la cosa está muy achuchada así que me dije “déjate de caralladas y apúntate, no sea que vayan a dar algo por ti”.

La página en cuestión se llama humanforsale.com y para realizar el cálculo de tu valor hay que rellenar unas 40 preguntas de cuatro apartados fundamentales: físico, mental, hábitos y personalidad; preguntas que yo comparto con vosotros por si os sirve para remediar vuestra personal crisis. Entre los primeros parámetros están la raza, la edad, la altura, el peso, el color del pelo, de los ojos, etc.
Lo de la raza me trajo mogollón de tribulaciones. Porque según parece, debería ser una especie de celta del norte, pero me empeñé en ser moreno y escueto, lo que se conoce por un “estándar ibérico”, y con el tiempo fui descubriendo que soy una especie de mediterráneo universal. Total que les contesté que era más o menos de la raza “bípedo implume”.

Lo de la altura lo solventé con un “normal”, porque el que no se consuela es porque no quiere y yo pienso que soy alto respecto a la media andina y bajo respecto a las medidas de los blancos caucásicos (que yo creo que solo existen en las películas policíacas norteamericanas). En lo de la edad puse “provecta”, no por coquetería, que casi me la he gastado toda, sino para tocar los cojones y dármelas de florido escribidor. ¡Qué coño! Y además, porque estoy seguro que tienen que mirar en el wikipedia, y eso me mola.

La cuestión ¿con qué mano escribe?, me retrotrajo al colegio, donde los zurdos eran unos tipos empeñados en ir contracorriente y a los que se debía enderezar por cualquier método (a poder ser, cuanto más bestia y vejatorio, mejor). Ahí se me erizó un poco el pelo de la nuca (nunca se sabe que puede encerrar una pregunta imbécil) y disimulé con una frase que no es mía: “Nunca le des la mano a un pistolero zurdo”.
La batería de preguntas inteligentes la solventé con monosílabos y onomatopeyas (que contra la que pueda pensar más de uno, no son cumpleaños). ¿Tiene mucho vello corporal? “depende”, ¿es estrábico? “¿comooorr”?, ¿ganancias anuales? “pffssss”, ¿trabajo que se desempeña? “escaso”, ¿idiomas que conoce? “buenoooo” . ¿deportes que practica? “uufffff”, y así más o menos sucesivamente.

También repreguntaron por mi salud, así que: “muy bien, gracias”. Pero los tíos querían saber más, querían saber si bebo, fumo, tomo drogas o juego. Estuve a punto de contestar la frase de cabecera de mi amigo Portela: “doctor, todo lo que puedo”, pero pensé que a lo mejor del entraba complejo de inferioridad y decidí ser modesto y dejarlo en “hombre, alguna vez que otra”, lo cual sin acercarse a la realidad ni de coña, tampoco supone una mentira que me mande de cabeza al infierno (sitio para el que conozco atajos mejores).
Y como ya habían cobrado confianza pues se lanzaron un poco más con la encuesta: ¿visita páginas porno?. Reconozco que las tengo un poco abandonadas, a las pobres, pero ya se sabe: vistas mil, vistas todas, así que expliqué que desde hace muchísimos años me rijo por el viejo principio: “Masturbarse está muy bien, pero follando conoces gente”.

Me creía muy listo, pero los tipos siguieron preguntando a calzón quitado, nunca mejor dicho: ¿longitud del pene o copa de sostén (no, sujetador no, sostén)?. Comprenderéis que estas respuestas no las comparta con vosotros. Prefiero que se queden entre yo y Humanforsale, que me ha garantizado absoluta confidencialidad, cosa que me tranquiliza enormemente. Bueno, lo de la copa del sostén os lo puedo decir: depende de la noche y del local donde actúe.
Pero este inocente capítulo se cerraba con una cuestión que dejó bastante perplejo: ¿número de cavidades del o la demandante?. Dado que al principio del todo ya rellenas la casilla de hombre o mujer, la preguntita me dejó más pillado que una vaca que mira al tren. Al mismo tiempo me produjo una sensación similar a lo que llamo “el síndrome del confesionario”, que era cuando confesaba que había pecado contar el sexto mandamiento (para los más jóvenes, el que habla de los actos impuros) y el cura me preguntaba si lo había hecho sólo o en compañía, y a mi se me habría un abanico de posibilidades desconocidas hasta el momento, porque yo siempre he tenido mucha imaginación para según qué, dicho sea de paso.

Cerraba este delirante interrogatorio el apartado de actividades sociales, que nos os voy a detallar porque escribí dos folios, pero fui muy escrúpulos en la respuesta a mis presuntas actividades benéficas. Ahí puse un: Sí, soy de los que creen firmemente que la caridad bien entendida, empieza por uno mismo.

Así que aquí me tenéis, esperando que me llame el señor Down Jones, o el Índice Nikei, o alguien por el estilo, para que me digan si puedo especular un poco conmigo mismo, o sigo donando mi cuerpo a la ciencia y mi espíritu al Jack Daniels. En fin, que si queréis saber cuanto valéis, podéis rellenar el cuestionario de marras, pero si queréis sacarle dinero, es mucho mejor que hagáis lo mismo, pero en un programa de tele realidad. Yo estoy esperando que me llamen un día de estos.

miércoles, 4 de mayo de 2011

LA NOTICIA DEL SIGLO


Ayer fue el día de la libertad de prensa, que curiosamente coincide con los aniversarios del nacimiento de Maquiavelo y la muerte de Shakespeare, dos referentes distintos de un buen número de profesionales de la prensa, que cada día son más tendenciosos y cada día escriben peor. O sea, para seguir un razonamiento actual: Maquiavelo 1-Shakespeare 0.

Para celebrar tan señalado día, nuestros medios de comunicación echaron toda la carne al asador para informarnos de las desventuras de los millonarios del Barça y el Madrid que volvían a jugar el partido del siglo, por cuarta vez en dos semanas, en las que además hubo otros acontecimientos tan trascendentales para el desarrollo humano como la boda de Guillermo y Kate (como en cualquier humilde casa se conoce al nieto de la reina de Inglaterra y señora), la beatificación del Papa Juan Pablo II o las flatulencias del Casi Faisán (que a estas alturas debe haberse convertido ya en un pato mareado).

Pero hete ahí que de repente se les cuela una de vaqueros y todas las miradas enfocan al mismo sitio, un palacete de Paquistán donde se escondía el enemigo público número uno: Osama Bin Laden. El prófugo más odiado por medio planeta y más admirado por el otro medio, fue abatido en una cacería legal y su cadáver fue arrojado al mar, ese inmenso contenedor de basura donde la mismo van a parar unas compresas higiénicas que unas toneladas de petróleo, unos isótopos radiactivos japoneses o los cadáveres molestos.

Es lo que pasa cuando reniegas de la cultura oficial. Si Bin Laden hubiese visto más películas de vaqueros sabría que cuando cuelgan tu careto por las paredes con tu foto y un texto que dice: “Wanted. Dead or life. 50.000.000 $ Reward”, antes o después aparece un justiciero y acaba apiolándote.

Con la amplitud de miras que les caracteriza, los columnistas y opinólogos se han lanzado al descrédito mutuo, aprovechando las aguas revueltas del miedo y el odio. La derecha clama contra la izquierda, la izquierda contra la derecha y todos contra los pacifistas, asquerosos ellos, que pretenden que eso de matar gente a la brava, por muy asesinos de masa que sean, se acerca mucho al crimen de estado.

Mira por donde esos mismos días, en esquinitas de los periódicos salieron unas muertes silenciosas que tienen bastante de crimen de estado (de mercado, que viene a ser lo mismo), contra el que nadie clama, como la muerte del trabajador de France Telecom que se quemó a lo bonzo a finales de abril (uno entre decenas de empleados de la compañía que se han suicidado en los últimos años (lo que llevó a la compañía a elaborar un plan de mejora de las condiciones laborales de sus empleados). O el suicidio de Patricia Heras, una joven encarcelada en la prisión de Wad Ras, por una condena de tres años, acusada de una agresión a un agente de la Guardia urbana que quedó tetrapléjico en un altercado con okupas allá por el 2006. La joven no participó en la agresión, y así lo reconoce la sentencia de la Audiencia, pero fue condenada por una pelea que se produjo después de que el agente fuese herido. También se marchó por la puerta de atrás el profesor de la Universidad de Princeton, Antonio Calvo, al que de la noche a la mañana la universidad le quitó el despacho, le cerró la cuenta de correo y lo puso en la calle sin más explicaciones. Al día siguiente se suicidó en su apartamento de Manhattan.

Esta vez no son los ejecutivos y los empresarios arruinados los que saltan por las ventanas de la crisis, como en el 29. Esta vez son los pringados, los currelas, los hipotecados y los don nadie, los que parecen condenados a una desaparición silenciosa, sin hacer ruido, sin ocupar espacio en los medios y sin que nadie proteste. Claro que eso no vende y como espectáculo es penoso, así que mejor celebrar la libertad de prensa con unas tracas de goles, o de tiros, o de lo que sea, pero que resuene mucho a noticia del siglo, mientras nos siguen dando por el saco con gran libertad y ningún disimulo.