miércoles, 9 de mayo de 2012

¿Quien dijo miedo?


Andan los twuitters y los facebookes que no les llega la camisa al cuerpo desde el espectacular subidón de los neonazis griegos y la primera sentencia que ha soltado su líder, un señor de nombre muy difícil de pronunciar pero con un mensaje facilísimo de entender:“Ha llegado la hora del miedo para los traidores de la patria”. A mi me parece una frase redonda, básicamente porque siempre que oigo la palabra patria me entra miedo, y si en la misma frase ya se le mezcla lo de traidores, se me erizan los pelos de la nuca, por decirlo finamente.

Por estos lares siempre hemos sido muy dados al patriotismo, más grande o más pequeño, más de izquierdas o más de derechas. Y eso nos ha llevado a grandes cotas de elegancia política como han demostrado estos días el alcalde de Barcelona y el presidente de Extremadura. Uno desviando los balones de su incapacidad hacia al Ave ajeno y otro recurriendo al más refinado estilo tabernario de los cojones.

Pero volviendo al miedo, lo mejor es echar mano de la sabiduría popular y aprender a relativizarlo usando grandes sofismas como aquel viejo “El miedo es como el culo, cada uno tiene el suyo”, lo que andando el tiempo se elevó a la categoría de cita filosófica con aquello de “El que tiene culo, tiene miedo”, cosa que tranquiliza tantos como “Mal de muchos consuelo de tontos”.
O podemos tirar del reconfortante espíritu religioso y recordar que “El miedo guarda la viña” y todos sabemos que la viña es del señor... que bien que me insistieron en ello los curas mientras me enseñaban a no tener miedo al más allá, porque el peligro chungo estaba en el más acá.

Hay muchas formas de ser valiente, como nuestro flamante presidente del gobierno, que no tiene miedo a rectificar y ajustarle las tuercas a este díscolo país recortando todas las ayudas y prestaciones sociales que dijo que no iba a recortar cuando hacia falta que la gente no tuviera miedo a los recortes y votase a los futuros taladores. O ser valiente como Rubalcaba, que tiene el dinero en Bankia y dice no va a hacer nada, una actitud en la que tiene sobrada práctica. Aunque los hay más chulos, como el vecino de Pont de Suert que para demostrar que no tiene miedo a las multas le ha pegado tres tiros (literales) a un radar de velocidad.

Pero regresando al principio, el orangután intelectual de la política griega que lanzó esa bonita soflama patriotera, ayudado por dos gorilas, obligó a ponerse de pie a los representantes de la prensa y expulsó a la única que no quiso humillar su profesión. Supongo que el resto de compañeros no se levantaron por miedo, sino por cumplir con su deber profesional de informar caiga quien caiga, aunque se desplome la propia dignidad personal y profesional. Quizá los plumillas que estos días andamos con el ánimo encogido por el miedo a la desaparición de trabajos y medios (y de paso a los recortes de la libertad de expresión) podríamos pensar que “No hay peor miedo que el miedo al miedo” y que de vez en cuando hay que acordarse de Santa Barbara antes de que truene.

Por cierto, ¿os acordáis cuando su usaba aquella broma de “Quien dijo miedo habiendo hospitales”?. ¡Cuanto han cambiado las cosas!



FOTO: “Aprendizaje”. Escultura de Paco Poy.