Ana tiene 37 años y una niña de diez. Hace doce meses que su ex marido hace cola en el INEM y no le pasa un euro de pensión. En los tres últimos meses ha conseguido mantener el tipo cada vez que abre una carta del banco anunciando números rojos, cada vez que le miente a su hija sobre el origen de la ropa que le envían desde la parroquia, cada vez que su madre le riñe por la dejadez de su aspecto, cada vez rellena los bocadillos con más tristeza que mortadela.
Hasta esta mañana ha sido capaz de inventar razones para convertir una tarde de desilusión en un parque de fantasía infantil, para sacar sonrisas del cajón de la desesperación. Pero esta mañana, al abrir la lavadora y ver los últimos pantalones nuevos que la niña se empeñó en llevar al cumpleaños de una amiga, dos lágrimas enormes se han descolgado de sus ojos. Una ha caído en un roto y la otra en un descosido.
sábado, 8 de junio de 2013
sábado, 27 de abril de 2013
ENTRE EL CIELO Y EL INFIERNO.
Recién salida de la imprenta una nueva obra dedicada al blues. Cien efémerides, cien vidas, cien historias de mujeres y hombres que crearon una forma de expresión que nació del alma afroamericana para hacerse universal.
Contrabandistas
de alcohol, vagabundos, prostitutas, jugadores, cazatalentos, músicos
callejeros, chulos, presidiarios, agricultores, dandys, coristas,
predicadores, divas de la canción, estrellas de cine, buscavidas,
triunfadores fracasados, poetas y genios, se entrecruzan en el camino
que lleva desde las más míseras cabañas del profundo Mississippi a
las luminarias de los clubs de Chicago o Nueva York.
Biografías
de mujeres y hombres que se bebieron la vida a tragos, que
recorrieron los caminos más duros, habitaron los garitos más
sórdidos y hurgaron en lo más profundo del alma humana para
alumbrar la llamada música del diablo.
miércoles, 3 de abril de 2013
Estupefacción estupefaciente
Cada vez que
pienso que el nivel de candor del ser humano es espectacular y su
capacidad de sorpresa infinita, me asalta lo sospecha de que, a lo
mejor, lo que somos es completamente gilipollas. Parece que todo el
mundo se ha quedado estupefacto con las fotos del presidente de la
Xunta, Nuñez Feijóo con Marcial Dorado, un conocido narco gallego,
o sea, que la opinión pública se ha quedado estupefaciente. Y la verdad es que no entiendo tanta estupefacción, porque hace 25 años en las
barras de los bares y en las páginas de los periódicos se hablaba
de contactos entre la derecha y las mafias del contrabando, que por
entonces se estaba reconvirtiendo en narcotráfico a toda pastilla,
nunca mejor dicho. Nombres cono Sito Miñanco, los Charlines,
Carballo Jueguen, Luis Falcón o el propio Marcial Dorado eran más
conocidos que los de los jugadores del Celta o del Depor quienes, por
cierto, no fueron precisamente los que se reunieron en Portugal con el presidente Fernández
Albor, para el que trabajaba por entonces Feijóo como jefe de todo
el lío sanitario gallego.
Pero resulta
que Feijóo debía estar a otras cosas, porque él no se enteró y
cuando conoció a Marcial le cayó muy bien y estuvieron tomando
cañas leré leré. Cosa que yo no juzgo, porque probablemente me
haya tomado cañas con gente más chunga.... que nunca se sabe. Y
ahora algún alguien, por algún motivo, por vete a saber que
rezones, por algún tipo de interés... o que se yo, andan circulando
unas fotos de aquellos días de simpática amistad. Y esa intimidad
se exhibe obscenamente en las barras de los bares, convertida en
concurso de chistes sangrientos e ingeniosos. Y con las risas se
cuelan guiños cómplices, que vienen a decir que tampoco es para
tanto, que son cosas que pasan, que nadie tiene responsabilidad sobre
lo que hagan sus conocidos y que aunque la mujer del Cesar no sea muy
virtuosa tampoco hay que tildarla de puta.
Esa
necesidad de explicarlo como algo normal, que le puede pasar a
cualquiera cualquier día, como por un azar inevitable, me resulta
muy extraña. Llamadme tiquismiquis, pero me inquieta. Es como si
estuviese en medio de un solar y no pudiese identificar de donde
viene el mal olor porque estoy rodeado de basura. El peligro es que
uno se acostumbra al mal olor y acaba por convivir con él tan
ricamente.
Hombre,
quien más quién menos tiene por ahí alguna foto vergonzante, muy
probablemente relacionada con el consumo etílico o químico, el
nivel de euforia futbolera o la inspiración a la hora de celebrar el
fin de año, por ejemplo. Pero también es cierto que en la inmensa
mayoría de los álbumes de fotos la gente que sale no está fichada.
Todos tenemos viejos amigos descarriados, aunque unos más
descarriados que otros.
Dice Feijóo
que lo único que le untaron fue la crema Nivea que sale en su
espalda en una de las fotos y que no firmó ningún contrato con su
amigo el contrabandista, mutado ahora a conocido narco. Menos mal. Me
quedo mucho más tranquilo sabiendo que en el Palacio de Rajoy no se
guardan alijos de rubio americano ni saquitos de coca colombiana. Eso
sí, sigo percibiendo un notable tufo a podrido por mucho ambientador
que usen los tertulianos de la tele. Y por cierto, el Palacio de
Rajoy es la sede del gobierno gallego y ya se llamaba así antes de
la presidencia de Mariano. Para que veáis que no me gusta levantar
infundios.
Escultura
“Cruceiros e pecados” de Paco Poy
jueves, 14 de marzo de 2013
El Rescate del Jetanic
Cada españolito acoquina 12.400 euros
para pagar las ayudas púbicas a la banca privada. A uno se le queda
el alma congelada cuando le estas cosas en la prensa, dos páginas
antes (o después) de enterarse de que un nuevo ciudadano se ha
tirado por una ventana cuando venían a deshauciarlo. Y eso se
publica el mismo día en que De Guindos “confía” en que Bankia,
CatalunyaBanc y Novacaixagalicia y otros titanics bancarios, podrán
devolver las ayudas que les ha regalado el gobierno con la pasta de
los que hacen cola en la inseguridad social. Para no amargaros el día, os dejo
la explicación gráfica y palmaria de mi amigo Leandro Barea.
viernes, 22 de febrero de 2013
martes, 8 de enero de 2013
El tonto eres tu
Despedía el año viejo igual lo había atravesado, a base de sustos, cuando entre el ruido de los resúmenes de noticias se me quedaron atrapadas dentro dos. Eran noticias de esas humildes, fugaces, que pasan sin hacer ruido, aplastadas por avalancha de datos económicos que entienden muy pocos y se creen muchuos menos, ensordecidas por el agitar de las banderas y la hemorragia patria.
La primera contaba que cuatro concejales del PP en un pueblo de Huelva han dimitido (sin abandonar el cargo, por supuesto) por discrepancias con la dirección provincial del partido que a su vez se defiende acusando, según el manual de cabecera del partido del poder. Parece ser que el verdadero descontento de los tránsfugas es de base crematísitica, o sea, que no han conseguido los boyantes empleos que ellos pensaban obtener al ganar las elecciones.
Lo que pasa es que se equivocaron de sitio. Eso en Galicia no les hubiese pasado, porque allí tenemos eso mucho mejor organizado. Y si no que le pregunten a los cienes y cienes de parientes de Baltar, que convirtió la diputación de Ourense en una permanente cena familiar de Navidad.
La otra mejilla informativa la ponían los cerrajeros de Pamplona, que anunciaban que se negaban a colaborar en un sólo desahucio más, hartos de taparse la nariz ante la pestilencia que desprende la voracidad bancaria. Se ve que no tenían cuerpo para aguantar varias veces a la semana la desolación de los ancianos, las madres, los niños y demás familia, con sus bártulos en la calle mientras los defensores de sus derechos los dejaban con una mano delante y la otra detrás. Probablemente el robo inmobiliario no se reduzca nada, pero contribuye a rebajar la sensación de asco. Su portavoz lo ha dicho con una ingenuidad meridiana: “Sabemos que no vamos a comenzar una revolución, pero queremos que sirva como mecha para que la sociedad navarra se plantee cómo solucionar una situación injusta”.
Unos representan la vertiente más genuina de la filosofía “¿que hay de lo mío?” que practica una buena parte del país, especialmente de sus dirigentes políticos, sociales y económicos, dispuestos a vender a su madre envuelta en papel de plata. Los otros vendrían a representar a esa masa de pringados que, a punto de perder la camisa, pretenden mantener la dignidad, aunque con eso e el super no te den ni los buenos días. Para todos ellos dejó el ministro Ruíz Gallardón la frase lapidaria del año: “Gobernar a veces es repartir dolor”.... y algún que otro chollete, a tenor del plantel de corruptos, tramposos y fulleros que se pasean por el telediario.
Dicen los expertos jugadores que si te sientas en una timba y a los diez minutos no has descubierto al tonto, el tonto eres tu. Así que si eres de los que desde hace demasiado tiempo no tiene un golpe de suerte, nunca le cae una buena mano y ve como la pasta se evapora mientras la banca gana una partida tras otra, empieza a buscar al tonto. Si además te empeñas en elegir siempre a los mismos para repartir las cartas, entonces vete empezando a pensar que, a lo peor, el tonto eres tu.
La primera contaba que cuatro concejales del PP en un pueblo de Huelva han dimitido (sin abandonar el cargo, por supuesto) por discrepancias con la dirección provincial del partido que a su vez se defiende acusando, según el manual de cabecera del partido del poder. Parece ser que el verdadero descontento de los tránsfugas es de base crematísitica, o sea, que no han conseguido los boyantes empleos que ellos pensaban obtener al ganar las elecciones.
Lo que pasa es que se equivocaron de sitio. Eso en Galicia no les hubiese pasado, porque allí tenemos eso mucho mejor organizado. Y si no que le pregunten a los cienes y cienes de parientes de Baltar, que convirtió la diputación de Ourense en una permanente cena familiar de Navidad.
La otra mejilla informativa la ponían los cerrajeros de Pamplona, que anunciaban que se negaban a colaborar en un sólo desahucio más, hartos de taparse la nariz ante la pestilencia que desprende la voracidad bancaria. Se ve que no tenían cuerpo para aguantar varias veces a la semana la desolación de los ancianos, las madres, los niños y demás familia, con sus bártulos en la calle mientras los defensores de sus derechos los dejaban con una mano delante y la otra detrás. Probablemente el robo inmobiliario no se reduzca nada, pero contribuye a rebajar la sensación de asco. Su portavoz lo ha dicho con una ingenuidad meridiana: “Sabemos que no vamos a comenzar una revolución, pero queremos que sirva como mecha para que la sociedad navarra se plantee cómo solucionar una situación injusta”.
Unos representan la vertiente más genuina de la filosofía “¿que hay de lo mío?” que practica una buena parte del país, especialmente de sus dirigentes políticos, sociales y económicos, dispuestos a vender a su madre envuelta en papel de plata. Los otros vendrían a representar a esa masa de pringados que, a punto de perder la camisa, pretenden mantener la dignidad, aunque con eso e el super no te den ni los buenos días. Para todos ellos dejó el ministro Ruíz Gallardón la frase lapidaria del año: “Gobernar a veces es repartir dolor”.... y algún que otro chollete, a tenor del plantel de corruptos, tramposos y fulleros que se pasean por el telediario.
Dicen los expertos jugadores que si te sientas en una timba y a los diez minutos no has descubierto al tonto, el tonto eres tu. Así que si eres de los que desde hace demasiado tiempo no tiene un golpe de suerte, nunca le cae una buena mano y ve como la pasta se evapora mientras la banca gana una partida tras otra, empieza a buscar al tonto. Si además te empeñas en elegir siempre a los mismos para repartir las cartas, entonces vete empezando a pensar que, a lo peor, el tonto eres tu.
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