Los descontrolados mamarrachos disfrazados de anarquistas amenazan con cargarse las fiestas de Gracia, un barrio barcelonés que acogió a los primeros libertarios españoles y que pagó muy cara la derrota de la República en la Guerra Civil que provocaron los golpistas de 1936.
Gracia ha sido tradicionalmente un barrio currante, que desde hace más de un siglo celebra unas fiestas consagradas a la imaginación y el ejercicio de la libertad. Ahora un montón de mentecatos travestidos de okupas han convertido las fiestas en un caos que impide divertirse a la gente del barrio, que soporta más mal que bien sus meadas, vomitonas y música machacona e insoportable 24 horas sobre 24.
Para dolor de algunos, entre los que me incluyo, en sus insufribles desparramos lucen camisetas, pintadas y banderolas con la A rodeada de un circulo, que siempre ha identificado a los libertarios de todo el planeta. Olvidan estos anarkistas de pastel que el trabajo, el respeto a los demás y el amor a la libertad del individuo, han sido las divisas de los utópicos luchadores de “la idea”. Estos neofachas presuntamente anarquizantes comenten el mismo error que los defensores del sistema: confunden anarquia con caos y libertad con desorden. Lo malo es que estos gilipollas ocupan muchos minutos de telediario.
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