viernes, 30 de noviembre de 2007

Sopa de números

La mitad de los 6.700 millones de habitantes de este planeta no ha hecho una llamada telefónica en toda su vida. El ocio virtual telefónico ha atraído a más de 270 millones de euros desde 1999.
La mitad de los niños del mundo están desnutridos. La obesidad y sus secuelas son uno de los principales problemas sanitarios de los países desarrollados.
Más de 300 millones de niños sufren explotación laboral. El narcotráfico internacional genera unos beneficios de 500.000 millones de dólares al año.
Sólo en Asia más de un millón de mujeres y niños entran a formar parte del mercado del sexo cada año. Se calcula que este negocio mueve anualmente más de 70.000 millones de dólares en el mundo.
En el mundo hay casi 30 millones de esclavos. El tráfico de seres humanos produce unos beneficios de 32.000 millones de dólares al año.
A veces los números cuentan más que las palabras.

sábado, 24 de noviembre de 2007

La bandera libertaria

La bandera anarquista cubrió el féretro de Fernando Fernan Gómez durante su adiós en el Teatro Español. Las cadenas de televisión recogieron el detalle con naturalidad y pasando como de puntillas. Ni una sola referencia al cabreado ideario político del gran actor fallecido, “una pérdida irreparable para la cultura española”, según opinión unánime de todos los plumíferos del país.
Ese día, las mismas ¨teles¨recogieron por segunda vez el vocablo “anarquista”, en esta ocasión para definir a parte de los integrantes de las concentraciones de protesta por el asesinato de un joven antifascista en una reyerta multitudinaria con otros jóvenes de extrema derecha. Una de esas manifestaciones acabó a tortazo limpio entre los denominados jóvenes antisistema y miembros de un sindicato estudiantil de izquierdas, mientras artistas e intelectuales poco sospechosos de derechismo echaban de menos a Fernando y a algunos de sus amigos recientemente fallecidos como Haro Tecglen. En otros sitos la sangre no llegó al asfalto, aunque durante toda la semana un bronca callejera suficiente para alimentar telediarios, acojonar al vecindario, cabrear al llamado ciudadano medio y caldear la estéril polémica entre gobiernos y oposiciones.
En una de las fotos de los incidentes se aprecia a un “skin” lanzando una valla contra un grupo de policías. En la parte trasera del pantalón embutido en botas militares, casi a la altura de la nalga derecha, este cachorro del nihilismo punk de los primeros ochenta lleva dibujado el emblema internacional del anarquismo, de ese anarquismo estético que adora a Buenaventura Durruti e ignora a Ángel Pestaña, que prefiere la incultura de la K al pulido castellano de Fernan Gómez, del quien quizá lo único que conozcan sea su famoso exabrupto “a la mierda”.
Quizá algún día alguien explique por la tele que anarquía no es sinónimo de caos, sino de libertad, solidaridad y respeto por el ser humano. Mientras tanto......a la mierda.

jueves, 22 de noviembre de 2007

Televisión, espectáculo y realidad descerebrada

La última prueba del “vale todo con tal de que el circo funcione” fue la noche anterior al 20 N en Tele 5, donde montaron una Noria, que más bien era un terrario por donde pulularon alacranes, víboras, escolopendras y serpientes que largaron todas las fascistadas que les dio la gana, para regocijo de miles de burros intolerantes y pasmo de tres o cuatro inocentes e incautos espectadores. Eran reptiles de la peor especie incubando los huevos de la violencia, el racismo y el odio. Era la realidad televisiva en su peor salsa.

En 1967, Guy Debord, uno de los fundadores del movimiento situacionista, publicó La sociedad del espectáculo, en el que vaticinaba el reinado autocrático de la economía mercantil y sus nuevas técnicas de gobierno mediante la manipulación informativa. Eran los días de la erupción de nuevas ideas que estallaron en el Mayo del 68 y la información-espectáculo andaba con chupete. Quince años antes, en 1952, el periodista norteamericano Ed Murrow lanzó la advertencia de que la información en televisión estaba a punto de ser dominada por el espectáculo. Murrow ganó su pulso y logró vencer al ultraconservador senador J.R. McCarthy, el de la anticomunista caza de brujas. (La historia puede seguirse en la película Buenas noches y buena suerte). Pero al final, la predicción del periodista se ha visto cumplida de sobras.

Recientemente el mesiánico Iñaki Gabilondo afirmaba que “la televisión ya se ha lanzado a la lógica del mundo del espectáculo” y que “la complejidad está en horas bajas”. (El Pais Domingo 5 de Marzo de 2007). Vamos, que nos cuentan las cosas como si fuésemos tontitos o retrasados. Tenemos más canales de comunicación que nunca y la información sigue siendo un bien escaso, aunque ahora también es un bien confuso y difuso. Podemos saber al minuto el tiempo que hace en Melbourne o cual es el último cotilleo en México DF, pero no tenemos ni pajorera idea de cuantos pobres reales hay en nuestro país.

Hace poco encontré en el videoclub una película que se titula Citizen Veredict. El programa estrella de la televisión es un juicio en el que el jurado es la audiencia y el veredicto se emite por teléfono. Pone los pelos de punta, pero no está tan lejos como parece. Le teoría del linchamiento siempre nos ha ido mucho. Juzgar la vida de los demás, aliviarnos con la muerte ajena y evitar el contagio con los que lo llevan mal, son nuestro pasatiempo favorito desde la edad de piedra. Lo único que hemos hecho es sofisticarlo.

Pero si tu piensas cosas parecidas a estas, no se te ocurra comentarlo en la próxima cena con los colegas. Te mirarán raro y empezarán a sospechar que no eres muy de fiar y que lo que quieres es hacerte notar, o algo peor: ser distinto. Y eso, como diría Flanders, el siniestro personaje de Los Simpson, es pecadito mortalito.

domingo, 18 de noviembre de 2007

LA GRAN EVASIÓN

Los africanos preguntan el resultado de la final del campeonato de futbol y saludan agradecidos al Guardia Civil que les ha rescatado de las aguas del Océano Atlántico, el mismo en el que sus antepasados murieron camino de la esclavitud. Esta vez han llegado más de cien en un solo día. Nadie sabe el número de los que fracasaron.

Dos chavales se han dejado la vida enganchada en el alambre de espino de la valla del inmenso campo de concentración de la miseria que separa el Norte del Sur. Quizá nunca sepamos de que fusil salieron las balas que pusieron fin a su evasión, pero sabemos que el dedo que apretó el gatillo tiene la yema sucia del petróleo, la sangre y la cocaína que impregnan los billetes de banco. Es el mismo dedo que enchufa el escaparate luminoso que atrae a los desesperados, igual que las bombillas atraen a los mosquitos.

La nueva esclavitud, es como la nueva censura o como la caridad de antes: empieza por uno mismo. En las vergonzosas épocas del tráfico de esclavos, el ser humano, mayormente el ser humano negro, era tratado como ganado. Pero hemos avanzado mucho, hace años que hemos abolido la trata de esclavos y las cosas son distintas. El refinamiento ha llegado a tal punto que ahora los desesperados pagan para jugarse la vida camino del paraíso. Hemos dado un gran salto. Ya no son animales, son mercancía.

viernes, 9 de noviembre de 2007

Extingámonos con dignidad

Puede que el primo de Rajoy tenga razón y el cambio climático no se desplome sobre nuestras cabezas tan pronto como pensamos.
Puede que no seamos tan egoistas, mezquinos, suicidas e irresponsables como para quemar la casa con nosotros dentro.
Puede que no seamos tan burros como para no darnos cuenta de que nos estamos yendo al garete y no ponerle remedio.
Puede que los primos de Rajoy que en el mundo son no quieran seguir enriqueciéndose a costa de su propio futuro y el nuestro.
Puede que los que detentan el poder no sean unos enajenados que se sientan en la rama de un árbol para serrar desenfrenadamente el lado que la une al tronco.
Pero si todo falla y tenemos que extinguirnos, por humanidad, que no sea retransmitido en directo por televisión, en prime time y con debate incluido.
Un mínimo de buen gusto, aunque sólo sea en el último día.